lunes, 15 de septiembre de 2014

Campanópolis, la aldea de rezagos de construcción

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Campanópolis es un predio de 200 hectáreas con llanuras, bosques selváticos, ríos, arroyos y lagos que conforman una aldea del Medioevo. A sólo 30 minutos de Buenos Aires se puede jugar a retroceder al año 1300 en un predio de 200 hectáreas con llanuras, bosques selváticos, ríos, arroyos y lagos que conforman un insólito paisaje; éste fue el sueño de Antonio Campana.
Surrealista, medieval, gaudiana, gauchesca y algo bizarra, Campanópolis es una insólita “aldea” bonaerense digna de Tim Burton, donde sólo habitan los sueños de un hombre que dibujaba castillos en un cuaderno y de inmediato se ponía a levantarlos, mano a mano con un equipo de albañiles.
Antonio Campana fue un hijo de inmigrantes calabreses crecido en Avellaneda, quien con los años hizo cierta fortuna distribuyendo alimentos. No fue ingeniero, arquitecto ni maestro mayor de obras: apenas tenía sexto grado. Pero su hobby era dibujar castillos en un cuaderno Gloria de tapa blanda que, cuando su médico le pronosticó dos años de vida, decidió convertir en realidad. Para llevar a cabo su nueva “empresa” Campana tuvo que comenzar a vender sus viejas empresas. Claro que la nueva era por el mero placer de jugar. Al principio iba los fines de semana a trabajar en sus castillos y casitas encantadas, que a veces dibujaba sobre el capot del auto para ponerse de inmediato manos a la obra. Pero viendo acercarse el final de su vida comenzó a trabajar 14 horas todos los días desde el amanecer, con un equipo de hasta un centenar de albañiles que dirigía personalmente, sin ingeniero ni arquitecto alguno. Contra todo pronóstico, Antonio Campana vivió nueve años más en lugar de dos, de modo que sus construcciones llegaron mucho más lejos de lo imaginado. Al morir en 2008, sus hijos dejaron su obra tal cual estaba. Por todo el complejo hay tablones de Argentinos Juniors, veinticuatro columnas perimetrales de las Galerías Pacífico en el salón de fiestas, calles adoquinadas de cuando el asfalto se impuso en toda Buenos Aires, una escalera de la Basílica de Luján, el primer carro de bomberos porteño tirado por caballos, señaladores del ferrocarril de Liverpool que venían como lastre en los barcos que partían luego, cargados de trigo, tranqueras del Hipódromo de Palermo, una campana de un convento de clausura italiano, vitreaux señoriales de mansiones porteñas, dos ascensores del edificio de la Municipalidad de Buenos Aires, luces de la Plaza de Mayo y relojes con poste de la Plaza de Retiro.


La historia cuenta que hace casi 40 años comenzó este proyecto en un predio adquirido en 1976 donde antes eran explotadas antiguas tosqueras. Campana no poseía estudios en arquitectura, pero sí el talento de un autodidacta.

Este paraíso está formado por un grupo de construcciones unidas por callecitas adoquinadas, pasajes, recovecos y lugares secretos. Responde a estilos diversos del medioevo europeo unidos para producir un ecléctico estilo propio.

Por un místico camino se recorren las Doce Casitas del Bosque, fuentes, lagos, puentes de quebracho, las islas, muelles, un molino de viento holandés, una capilla colonial y una locomotora con vagones y hasta un museo.


Campanópolis la aldea con espíritu medieval fue soñada, proyectada y construida en un predio adquirido en 1976 donde antes eran explotadas antiguas tosqueras, cuyo producto fue usado para la construcción de las bases de las pistas del Areropuerto Internacional de Ezeiza y de la autopista Richeri. Luego el lugar fue expropiado por el CEAMSE (Cinturón Ecológico Área Metropolitana Sociedad Del Estado) que durante mas de cinco años lo uso para relleno sanitario, dejando secuela de contaminación ambiental.


Don Antonio entra en un largo pleito judicial para recuperar el predio. Paralelamente aparecen sus problemas de salud y, ante esto, decide dar ese gigantesco vuelco a su vida, impulsando sus ganas de vivir junto a sus ansias de concretar su sueño. Hoy hecho realidad con este legado de belleza.


Descubriéndose a sí mismo como creador y diseñador, con un amplísimo criterio del reciclado y creatividad, hace uso de sobrantes de demoliciones para construir un mundo nuevo sobre el caos hasta entonces reinante, dando a luz esta mágica aldea, restableciendo también el equilibrio ecológico.



El predio de la aldea esconde un pasado importante. Según el historiador Don Alfonso Corso, interpretando los relatos del alemán Ulrico Schmidl, escriba oficial de Don Pedro De Mendoza en 1536, en la confluencia del arroyo Morales con el río Matanza se efectuó la primera fundación de Buenos Aires. En el lugar se encuentra a modo de homenaje "El Palo de la Justicia", en recuerdo de la gesta histórica fundacional de una de las ciudades más importantes de América.


En sus crónicas Ulrico narra: "... que quién quería comer un pescado tenía que andar 4 millas...". De aquí se deduce que la Población o Real - como entonces la llamaban - no estaba ubicada a orillas del Río de la Plata sino a cierta distancia de él. Es justamente la confluencia de agua entre el Arroyo Morales (río pequeño) y el Río Matanzas (río grande) a la que hace referencia Ulrico. Esta zona fundacional está dentro de las tierras de Campanópolis.


Los diarios de Ulrico son una fuente importante a la hora de esclarecer la debatida ubicación de la primigenia Ciudad de Buenos Aires, este viajante considerado como el primer "Historiador del Río de la Plata" señala: "...Mendoza estableció el Real a la par de un río pequeño que entra en el río grande...". Corso afirma que, posteriormente estas tierras pertenecieron a Don Juan Manuel de Rosas, construyendo para ello la mas antigua edificación que data aproximadamente de 1840, la que fue habitada por un capataz (puestero) del Brigadier General.


Esta casa histórica tiene una construcción característica de la época, en forma de "L", construida con característicos ladrillones asentados con adobe o barro, sus paredes alcanzan los 60 centímetros de ancho, las cuales poseen troneras por donde sus habitantes sacaban las armas de fuego para defenderse de los malones de indios o ataques de forasteros. Posee además un sótano que era utilizado como refugio ante posibles ataques, siendo ésta la única construcción preexistente de estas tierras.

Fuentes:

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El artículo Campanópolis, la aldea de rezagos de construcción fue publicado por OPin el lunes, 15 de septiembre de 2014. Esperamos que le sea de alguna utilidad o interés. Gracias por su visita y no olvide dejar su comentario antes de partir. Hasta el momento hay 1comentarios: en el post Campanópolis, la aldea de rezagos de construcción

1 comentarios:

  1. q estupidez, edificar semejantes edificios sin ningun sentido en un lugar tan histórico como ese donde fue la primera fundacion de Buenos Aires y aun hoy qedan vestigios de una antigua casa de Juan Manuel de Rosas, tano de mierda!!

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