La "periodista" Verónica Zumalacárregui además de visitar mercados y restaurantes, se contacta con protagonistas locales que hablan español y que oficiarán de cicerones tendenciosos y en ocasiones muy mal informados o que nunca antes habían tocado una cocina. Por si no lo entendió, ésta es mi primer crítica, ya que usualmente contactan a guías turísticos que además de conocer el idioma, muchas veces no cuentan con ninguna otra aptitud como para guiarnos por la cocina autóctona. Dentro de lo visto en apenas cinco capítulos, la guía contactada en EE.UU para mostrarnos lo que comen en Nueva Orleans se dedicó a la comida chatarra para más tarde cederle el lugar a otras señoritas locales que apenas sabían cocinar la famosa comida Criolla o Creol. Eso sí, todos decían ser los más famosos y mejores en el ramo.
Sin duda, la mejor manera de conocer de primera mano lo que se sirve en torno a la mesa en cada rincón del mundo es colarse en las casas de estos "locales", curiosear sus heladeras y despensas, cocinar y compartir su mesa en familia. Cuanto más auténtica sea la familia mejor y es aquí donde el programa mete un gol de media cancha, incluso investigando en la heladera de quienes nos agasajan. Por el contrario poco aportan los oficinistas o mujeres dedicadas a sus trabajos que nos muestran cómo hierven un caldo o preparan un huevo frito. Yo recomendaría solo entrevistas a amas de casa que cocinan para sus familias y siguen las recetas de sus abuelitas. Pero bueno, yo no soy el productor.
El problema es que Verónica, que posiblemente sea una muy buena periodista en el mundillo de España, no sirve mucho más que para transmitir la inexistente simpatía hispana y hacer cuatro morisquetas y dos apreciaciones que no van más allá de un "uhhhhmmmm qué ricooo !!!" , "está bueno no ?"a un "no me gusta nada, pero nada" con el dedo índice curvado sobre los labios en un intento de tapar esa boca que habla mientras mastica. Más ridícula imposible.
El programa y la idea sin dudas son buenos, pero tal vez la periodista no cumpla con las expectativas de aquellos que queremos un poco de información adicional. Todo queda a merced de lo que la producción del programa haya investigado y contratado junto con la espontaneidad que capítulo a capítulo nos va cansando por no ser tal.
Pero como siempre, cuando la oferta televisiva repite una y otra vez los mismos enlatados de siempre, ver un intento por dar a conocer las recetas, por ejemplo de Moscú, suple que las del resto de las ciudades visitadas tengan programas propios realizados por otras cadenas con mucha mayor calidad y con gente que sabe del tema.
Me voy a comer el mundo se ha quedado en un buen título y poco apetito.
Taluego.
saludos desde venezuela , hace poco comenzaron a transmitir ese programa y la verdad que veronica no da la talla para ese programa, esa chica no sabe ni freir un huevo eso se ve a simple vista , y su apetito deja mucho que desear, no se parece en nada o otra chica que se llama narda lepes ella si come todo y es chef , no creo que en españa no exista otra chica que lo haga mejor , y lo de hablar con la boca llena y colocar ese dedo asi es de lo peor de verdad deberian poner otra persona en ese programa que es bueno....
ResponderEliminarEs una tia cargante, maleducada, inculta y muchas cosas más... no entiendo que pinta ahí
ResponderEliminarDa vergüenza que vaya como española por todos lados. Nos pone en ridículo cada vez que come parece que prueba mierda una estúpida a que le sale todo gratis y todo le sabe a fuego..que imbécil.
ResponderEliminarEs la hija de la directora del canal. Todo dicho.
ResponderEliminarExacto.la hija. De. Y efectivamente, no sabe nada de nada de cocina.
EliminarSoy un ferviente interesado en la cocina internacional y del canal elgurmet pero desde que está señora oso aceptar comer sopa de perro en uno de sus programas quedó vetada para mí inmediatamente cambie el canal otra más del monton que no tienen compasión por esos animales que en esos países pasan tantas penurias desde ese momento ya no veo más ese programa.y señores del gourmet pongan coto a ese tipo de cosas que los hacen quedar muy mal parados.
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